Este Tratado firmado por los países del hemisferio americano en 1948, se constituyó en uno de los principales instrumentos con los que contó EE.UU. en el ámbito hemisférico durante parte sustancial de la Guerra Fría. El principio rector del TIAR era que, frente a una eventual amenaza o agresión externa, los países del hemisferio deberían asistir al Estado atacado. En este sentido, el objetivo no declarado de Washington era contar con respaldo político y militar en caso de una eventual crisis con la URSS. Las limitaciones del TIAR para responder a otro objetivo que no fuera éste, quedaron en evidencia durante la Guerra de Malvinas de 1982. En ese momento, el sistema previsto por el Tratado no entró en funciones a pesar del conflicto de la Argentina con una potencia extra hemisférica.