Dícese de un sencillo ciudadano norteamericano cuando se atavía como un duque en su logia masónica, o cuando afirma su importancia en el Esquema de las Cosas como unidad elemental de un desfile. Los Caballeros del Dominio estaban tan resplandecientes en sus casacas de oro y terciopelo que sus patrones difícilmente los hubieran reconocido. ("Crónicas de las Clases").