(1259-1453) Última dinastía de Bizancio*, iniciada por Miguel VIII, Emperador de Oriente*, quien consiguió recuperar Constantinopla a los nobles de la cuarta cruzada. El Imperio se fragmentó y dividió paulatinamente en un contexto de continuas luchas internas y externas hasta quedar prácticamente reducido a la capital y su entorno. Bizancio se convirtió en estado vasallo de los otomanos en 1372. Por el contrario, las artes y cultura experimentaron un gran desarrollo, que permite a algunas fuentes hablar de un segundo "renacimiento" tras el atribuido a la dinastía Macedónica*. La Iglesia Ortodoxa ejerció una creciente influencia, en particular los monasterios del Monte Athos, y retendría su prestigio hasta la caída de Constantinopla.