(640-330 a.C.). Periodo en la historia del territorio iraní, en el que se producen las transformaciones estructurales más amplias y rápidas de todos los pueblos del Próximo Oriente. La Dinastía dominante en este período es la Dinastía Aqueménida. Debe su nombre a un fundador mítico, Aquemenes. La secuencia dinástica se inicia con Ciro I*. El imperio estaba organizado en provincias, dirigidas cada una por un "sátrapa", nombrado por el rey. Estos ejercían amplios poderes, entre ellos la recaudación y remisión de impuestos a la casa real. Uno de los territorios bajo dominio persa en dos momentos fue Egipto: la Dinastía XXVII* y al Dinastía XXXI*, estaban integradas por faraones persas. Entre los años 547-546 a.C., se produjo la conquista del Reino de Lidia, lo que supuso el primer contacto y adopción de la moneda por los persas. El arte desarrollado durante esta dinastía tiene finalidad propagandística e ideológica, además de asimilar las influencias de otros pueblos conquistados. Alejandro Magno*, conquistó el imperio persa entre los años 334-330 a.C., comenzando así el dominio macedonio sobre Irán. Después de Alejandro el poder pasó a la Dinastía Seleúcida*