(721-705 a.C.) Rey del Imperio Asirio*. Es considerado un usurpador. Con este rey, el estado asirio consiguió el máximo poder y expansión. Su influencia llegó hasta Chipre, que reconoció reconoció al soberano asirio y le envió tributo. Sus principales focos de atención fueron: Siria, Palestina, la zona de los Zagros y Urartu. Babilonia, en la que el predominio asirio era bastante inestable, consiguió someterla en el 710 a.C. y restaurar la doble monarquía (asiria-Babilonia). En Urartu, consiguió imponerse debido al apoyo que le prestaron los Cimerios, un pueblo que hace su aparición en la historia del próximo Oriente por estas fechas. En la organización interna del gobierno, continuó con la tendencia a la centralización iniciada por Tiglat pileser III* y erigió una nueva capital, "Dur sarrukin", dominada por el gran palacio, símbolo del gran poder. A su muerte, legó un imperio sólido y una nueva ideología imperial, en la que intentaba apartarse de la idea de un imperio en construcción, y dejar el mensaje de un imperio consolidado. Esto lo dejó plasmado en la temática de los relieves que decoraban el palacio.