Fue suscripto en 1991 por los países que conformaban la Comunidad Económica Europea (CEE) con el objeto de avanzar en la constitución de una Unión Económica (denominada Unión Europea (UE)). Entre los puntos de este Tratado se destaca el establecimiento de un conjunto de parámetros de convergencia macroeconómica (nivel de inflación, relación entre deuda y PBI y nivel de déficit fiscal) con el objeto de establecer una unión monetaria a partir de la creación del euro. Actualmente, y luego del proceso de transición iniciado a partir de su firma, 12 países de la UE han logrado cumplir con los parámetros establecidos en estos campos, o al menos mostrar un frente al escenario derivado del fin de la Guerra Fría, a los procesos de democratización y giro hacia el capitalismo del ex bloque soviético en Europa del Este y a la existencia de un contexto internacional caracterizado por la conformación de espacios económicos regionales.