Este movimiento tomó fuerza a partir de fines de la década del �50 y comienzos de los �60, bajo el liderazgo de Nasser y Tito (gobernantes de Egipto y Yugoslavia, respectivamente). La idea rectora de este nucleamiento de países en desarrollo y, muchos de ellos, salidos de recientes procesos de descolonización, era la de marcar la existencia de un espacio internacional que no se viera sujeto al control que ejercían los EE.UU. y la URSS sobre sus respectivos bloques. Basado en la no participación en ninguno de los dos bloques de agrupaciones militares y políticas derivados de la Guerra Fría, condenó al colonialismo y al racismo, defendió la independencia y la soberanía de todos los países, y se pronunció por la coexistencia pacífica, el desarme nuclear y la reorganización de las relaciones económicas internacionales. No obstante, la creciente presencia y actividad hacia el interior de este movimiento de países aliados o estrechamente ligados a la URSS motivaron una creciente distorsión con respecto a sus lineamientos originales.