Animal cuyo camino está sembrado de señoras desmayadas. Así como en Roma los cristianos eran arrojados a los leones, siglos antes, en Otumwee --la más antigua y famosa ciudad del mundo-- las mujeres herejes eran arrojadas a los ratones. EI historiador JakakZotp, nico otumwés cuyos escritos han llegado a nosotros, dice que esas mártires enfrentaban la muerte con mucha agitación y poca dignidad. Inclusive pretende (llevado por la malicia del fanatismo) disculpar a los ratones, declarando que las infortunadas mujeres perecían, algunas de fatiga, otras rompiéndose el cuello al caer, y algunas por falta de reconstituyentes. Pero si "la historia romana es nueve décimos de mentira", no podemos aspirar a una proporción menor de esa figura retórica en los anales de un pueblo capaz de crueldad tan increíble con bellas mujeres; corazón duro habla por lengua mentirosa.