Uno de los pocos personajes de la mitología griega cuya existencia reconoce la mitología hebrea (Levítico, xvii,7). En un comienzo, el sátiro era un miembro de una comunidad disoluta que rendía un tibio vasallaje a Dionisio, y que luego pasó por muchas transformaciones y perfeccionamientos. Suele confundírsele con el fauno, invención romana, más tardía y docente, que se parecía menos a un hombre y más a un chivo.