Mármol* de tonos rojizos o marrones por la presencia de hematites* o de tonos grises rosados, debido a la presencia de grafito*, procedente de las antiguas canteras de la isla de Quíos. Fue introducido en Roma en el siglo I a.C., pero sólo se usó durante el Imperio para realizar elementos arquitectónicos, como columnas o paneles decorativos.