Sólido cristalino blanco poco soluble en agua*, que se obtiene apagando la cal*, es decir, sumergiéndola en agua por lo menos durante seis semanas. La cal, al ponerse en contacto con el agua, se hidrata produciéndose desprendimiento de calor y transformándose en hidróxido cálcico. La cal apagada preparada como mortero*, se ha usado, desde la más remota Antigüedad, en la construcción, así como para pintar (encalar) muros y fachadas. En las técnicas pictóricas se ha empleado en la pintura al fresco porque, de otra forma, los colores no fraguarían y se quemarían. Además, cuando el hidróxido de calcio del enlucido pierde el agua al secarse, y se combina con el anhídrido carbónico del aire, vuelve a formar carbonato de calcio*, o sea, un compuesto duro e insoluble, como las piedras originarias. Es el proceso llamado carbonatación de la cal. La calidad de la cal apagada depende de la presencia de impurezas, del grado de curación y de la gradualidad del proceso de apagado.