El uso del término "ocre" es ambiguo, porque no corresponde a una apelación mineralógica propia y porque su significado ha sufrido cambios con el tiempo. Además, habitualmente, los términos "ocre*", "tierra*", "siena*" y "sombra*" se han empleado sin distinción para identificar los mismos pigmentos minerales.
El término "ocre" se emplea para designar las tierras* naturales de colores amarillos, rojos o marrones y empleados como pigmentos*. Su coloración se debe, principalmente, a la presencia de óxidos o hidróxidos de hierro* en su composición: goethita* (ocre amarillo*); hematites* (ocre rojo*); limonita* (ocre marrón). El tono depende también de la presencia de otros minerales*, como sílice*, yeso*, aluminio*, magnesio*, etc., así como del estado anhidro o hidratado del óxido de hierro. Los ocres son los pigmentos más antiguos en usarse en las técnicas artísticas y se emplearon constantemente desde la Prehistoria hasta la actualidad.