(Desde III milenio a.C.) Irán y Persia son dos denominaciones distintas para el mismo área geográfica, aunque en sentido estricto, ambos nombres, responden a dos conceptos diferentes. Irán procede del término "Aryanam" el país de los arios. "Aryan" es el nombre colectivo para los pueblos de estirpe indoeuropea que se asentaron a finales del II milenio en la extensa región comprendida entre el Éufrates y el Ganges y desde el Mar Caspio al Océano Índico. Persia corresponde a la parte suroeste del altiplano, la región de "Parsa", conocida por los árabes como "Fars". La razón por la que se adoptó la denominación de Persia para todo el Imperio del que constituía una reducida parte, es porque de allí procedían los Aqueménidas, la dinastía creadora del Imperio persa. Antes de que Ciro II el Grande (559-528 a.C) hiciera de Persia un gran imperio, se distinguieron en ésta dos regiones, el Elam, con capital en Susa y La Meseta del Irán. El Elam, puente entre Mesopotamia y la Meseta, fue sede de un poderoso reino que mantuvo enfrentamientos constantes con los pueblos mesopotámicos, de los que a su vez adoptó muchos rasgos de su cultura. Las tribus de los Zagros (lulubi, Gutéos, etc), nunca consiguieron unificarse ni adoptar modos de vida urbanos y sus incursiones en las ciudades más civilizadas fueron constantes, hasta su sumisión por persas y escitas. El interior del altiplano iranio sirvió de cuenca receptora para pueblos invasores y paso obligado para los contactos entre Oriente y Occidente.