Los historiadores bizantinos describieron a Focas como un tirano, idea que ha pervivido en la historiografía moderna. Otra línea investigadora considera no obstante a Focas como precursor en cierta manera de la actividad reformadora de Heraclio.
(602-610) Emperador de la dinastía Justiniana*, sucesor de Mauricio, Emperador de Oriente*. Fue proclamado por el ejército del Danubio, que se rebeló contra el anterior emperador. Su reinado estuvo protagonizado por las tensiones externas -incursiones de eslavos, ávaros y persas- e internas, con varias facciones opuestas en Constantinopla y Antioquía y rebeliones militares. La estricta ortodoxia de Focas, apoyada por el papa Gregorio I*, también suscitó conflictos religiosos. Persiguió a los monofisitas y a los judíos en las provincias orientales, acusándoles de colaboración con los persas. En el 608 el exarca de Cartago se rebeló y envió una flota comandada por su hijo Heraclio, Emperador de Oriente*, que alcanzó Constantinopla y ordenó ejecutar a Focas, convirtiéndose en el siguiente emperador e iniciador de una nueva dinastía.