(1056-1106) Sucesor e hijo de Enrique III, Emperador del Sacro Imperio Romano Germánico*. Su reinado se caracterizó por los conflictos entre el monarca y los grandes príncipes laicos y eclesiásticos, recelosos del aumento de la autoridad imperial. Se pueden distinguir dos etapas, la de la regencia de su madre, Agnes de Poitou y la de su reinado personal. La regencia fue aprovechada por los señores feudales germánicos para recuperar posiciones de poder y forzar a la regente a aumentar las concesiones a la feudalidad eclesiástica. Durante el gobierno personal del monarca, tomó medidas para dominar a los señores feudales. Las controversias llegaron al punto de que los príncipes nombraron otro rey y el papa Gregorio VII excomulgó a Enrique. La facción nobiliario puso en contra del monarca incluso a su propio hijo. Finalmente, Enrique IV tuvo que abdicar a favor de su heredero, el futuro Enrique V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico*, que también se había sublevado.