El "Himno a Atón" ha sido comparado con el Salmo 104. Las similitudes entre ambos textos se explican por la herencia literaria común entre Egipto e Israel.
(ca. 1327-1323 a.C.) Faraón de la Dinastía XVIII*, sucesor de Tutanjamón*. Tras la prematura muerte de éste último, Ay, un importante funcionario de la corte que había sido oficial de confianza de Amenhotep IV*, consigue convertirse en rey. Aparentemente era una solución provisional mientras se negociaba un tratado de paz con los hititas, que acababan de derrotar a Egipto en la batalla de Amqa. Fracasada esta reconciliación, el conflicto egipcio-hitita continuó y Ay gobernó al menos tres años. Intentó imponer como sucesor a Nakhtmin, posiblemente su nieto, para evitar el acceso al trono de Horemheb*, pero éste consiguió imponerse y convertirse en rey. En la tumba prevista para él, una de las mayores de el-Amarna, se encuentra la versión más completa que se conserva del "Himno a Atón". Sin embargo, Ay no fue enterrado en ese emplazamiento, sino en otra tumba en el Valle de los Reyes (KV23), que quizá usurpara y que presenta la particularidad de estar decorada con una escena de cacería en las marismas.