(Siglos XVI- XVIII) La ciudad de Parma fue incorporada a los estados papales en 1521, y luego convertida en ducado por el papa Pablo III en beneficio de su hijo Luis de Farnese. Estuvo gobernada por esta familia hasta 1815, cuando la viuda de Napoleón, María Luisa, la tomó. En este ducado se pusieron en práctica algunas reformas a finales del siglo XVIII: se prohibió la apelación a tribunales extranjeros de los clérigos, se decretó la expulsión de los jesuitas y se abolió la Inquisición. El artífice de estas reformas fue el francés Guillaume du Tillot.