Cuando falleció Carlos III, Rey de Navarra*, último monarca de las dinastía de Evreux*, los derechos de la corona pasaron a su hija Blanca I, futura reina de Navarra*, casada con Juan infante, y próximo rey de Aragón como Juan II, Rey de Aragón* (1458-1479). El problema dinástico surgió con la sucesión de Blanca I, Reina de Navarra*. El País quedó dividido en 2 bandos "agramontases" y "Beaumonteses", nombres que representaban a dos casas nobiliarias navarras. Los primeros se inclinaban a favor de los intereses políticos de Francia y los segundos eran partidarios de la Alianza con Castilla. Las negociaciones fracasaron cuando el biznieto y sucesor de Blanca I, Reina de Navarra, Francisco I, Rey de Navarra, apodado "Febo", falleció sin poder contraer matrimonio con Juana, hija de los reyes católicos. La corona pasó a su hermana Catalina I, Reina de Navarra*. Todo el problema sucesorio finalizó cuando Fernando II, Rey Aragón* que acababa de declarar la guerra a Carlos VIII, Rey de Francia*, con éxito, incorporó Navarra a sus reinos peninsulares.