HISTORIOGRAFIA

BATALLA DEL ALIA*

BATALLA DEL ALIA*

Batalla del Alia

Batalla del Alia
Parte de Guerras entre romanos y celtas
Paul Jamin - Le Brenn et sa part de butin 1893.jpg
Breno y su parte del botín, por Paul Jamin, 1893.
Fecha Principios del siglo IV a. C.
Lugar Río Alia, en las cercanías de Roma
Resultado Victoria senona

La batalla del Alia fue un enfrentamiento militar librado en las cercanías del río Alia en algún momento a inicios del siglo IV a. C., entre la tribu gala de los senones y el ejército de la República romana. El resultado fue una completa victoria de los primeros y el posterior saqueo de Roma.

Diodoro afirma que los celtas, al inicio de la guerra contra Clusium llevaron a 30.000 guerreros, los más jóvenes de entre su gente,​ y que cuando atacaron Roma marcharon con todos los varones de su gente, alcanzando los 70.000.​ Estos números son aceptados por autores como Cary y Scullard, sin embargo, historiadores modernos consideran una cifra muy alta para una sola tribu, la que debería haber sido «colosal» para mover tal ejército.​ A la vez, Tito Livio reconoce que se desconocía si los senones marcharon al sur solos o apoyados por las otras tribus galas.

Acorde con Ellis, esos números son un intento por los historiadores romanos de justificar su derrota en la inferioridad numérica, la que se debió en verdad a la ineficacia de los comandantes romanos, quienes permitieron a los celtas aproximarse demasiado a la ciudad y reclutando un ejército sin prepararlo adecuadamente, y a que Breno demostró ser un mejor táctico. El mismo erudito sugiere que 12.000 guerreros es una estimación más realista, siempre y cuando los senones fueran «una tribu populosa»​ Respecto de la población, se puede comparar con el caso de los ligures apuanos, cuando en el 180 a. C. se deportaron a 12.000 hombres en armas,149​ les acompañaron sus familias, sumando un total de 40.000 personas.150​ Sin embargo, el historiador británico Tim Cornell dice que los relatos nunca mencionan a las mujeres y niños, los que acompañarían a sus varones si hubiera sido la migración de todo un pueblo. Por ello cree más probable que fuera una banda de guerra, posiblemente de mercenarios, que se dirigieran hacia el sur, pues se sabe que poco después de estos eventos Dionisio I contrató a unos galos en su ejército, siendo su derrota en realidad un evento ocurrido en las campañas del griego en el sur italiano; o que hubieran sido traídos por una facción durante las luchas políticas internas de Clusium, lo que explicaría mejor su llegada que la legendaria infidelidad sufrida por Arrón.

Batalla

Los celtas volvieron a su campamento y los galos convocaron a todos sus guerreros para avanzar sobre la ciudad a toda prisa.​ No saquearon las otras urbes en su camino, anunciando que solo lucharían con los romanos, pero la gente huyó​ porque sabían de lo sucedido en Etruria.​ Los tribunos consulares se enteraron y reclutaron a todos los hombres adultos. Ni siquiera habían realizado los ritos religiosos​ ni consultado a los augures sobre el destino​ ni construido un campamento fortificado donde refugiarse, pero su principal debilidad era el alto número de tribunos consulares a cargo.​ Para empeorar todo, la disciplina se había relajado pues ningún comandante quería ser estricto por miedo a ser odiado popularmente como Camilo.​

Los romanos cruzaron el Tíber y marcharon a lo largo del río, formando su línea de batalla cuando los celtas se aproximaroncon cánticos y gritos ensordecedores.​ Estaban a 11 millas (16,5 kilómetros), no muy al norte de donde el Alia desemboca en el Tíber, y donde el Alia desciende de los montes de Crustuminian en un canal profundo.Los romanos dispusieron a sus mejores tropas entre el río y unas colinas, mientras dejaron a los soldados más inexpertos en las elevacionesque estaban a su derecha, utilizándolos como reserva.​ A su vez, extendieron sus alas cuanto pudieron para evitar ser flanqueados por los más numerosos galos, pero con ello debilitaron el centro.​

Combate

El rey celta se dio cuenta de la estratagema de los tribunos. Como los romanos eran menos, esperaban un ataque frontal de los galos en toda la línea en el llano, permitiendo a su reserva atacarlos por el flanco y retaguardia.​ Por ello, cuando las trompetas sonaron y ambos bandos chocaron, la élite de los guerreros senones atacó a los reclutas en la colina, si tomaban la posición, asegurarían su flanco y su superior número les daría la victoria en la llanura.​

En efecto, primero desalojaron a los romanos de las alturas, iniciando el pánico en soldados y oficiales​ porque los vencidos huyeron con el resto de los romanos, confundiéndolos y haciendo que huyeran hacia el río la mayoría o solo el ala izquierda, empujada​ por sus enemigos, que aprovecharon el caos para matar a los retrasados, dejando el campo cubierto de muertos.​ Las colinas fueron la salvación de otros fugitivos, pues hacia allá se retiró el ala derecha con algún orden,​ manteniéndose como un refugio por algún tiempo hasta que lograron volver a Roma,​ donde no cerraron las puertas y simplemente se refugiaron en la ciudadela del Capitolino.

En cambio, la izquierda sufrió el peor destino.​ Los romanos más valientes intentaron nadar con sus armaduras puestas, algunos fueron arrastrados pero lograron llegar a la otra orilla, muchos otros no fueron tan afortunados.​ Sin embargo, la mayoría arrojó sus armas antes de lanzarse a las aguas o fueron asesinados en la ribera.​ Otros estaban heridos o cansados, no pudiendo quitarse sus armaduras y cuando intentaron nadar, se ahogaron.​ A muchos les acertaron jabalinas galas, matándolos en el acto o provocándoles heridas que los debilitaron, haciendo que el río los arrastrase y ahogase.​ Así, muchos supervivientes se refugiaron en Veyes en lugar de intentar volver con sus esposas e hijos,​ ni siquiera intentaron enviar mensajeros para avisar de la derrota.​ Por eso, en la ciudad los dieron por muertos.

Por último, los romanos en retaguardia, al escuchar los gritos, empezaron a huir sin pelear,​ y por eso ninguno murió en el combate, pero fueron cazados porque bloquearon sus rutas de retiradas peleándose entre ellos.

Saqueo

Los romanos que lograron cruzar el río se refugiaron en las ruinas de Veyes, que fortificaron como pudieron y fueron recibiendo lentamente a otros grupos de sobrevivientes. Otros lograron huir a Roma, advirtiendo del desastre.​ En la ciudad, el lamento inicial dio paso al pánico al escucharse los gritos y cantos de los celtas y al ver a sus exploradores.​ Todos esperaban que a la mañana siguiente la ciudad fuera destruida​ pero los vencedores no avanzaron inmediatamente sobre ella, lo que hubiera supuesto la matanza completa de sus habitantes.​ Cuando llegó el atardecer se temía lo mismo y nada pasó, pero en la noche hubo gran terror en la urbe. Al segundo día tampoco hubo saqueo y muchos empezaron a huir de la ciudad,​ principalmente plebeyos que no podían refugiarse en el Capitolino porque no había espacio y comida, llegando a Janiculum,​ desde donde se dispersaron por los campos o fueron a las ciudades vecinas,​ como Caere, donde fueron bien recibidos.​

También huyeron las vestales con el fuego sagrado del templo de Vesta​ y otros objetos que tenían a su cargo,​ pero sin sus pertenencias personales; les acompañaron los flamen de Quirino.​ Algunos objetos que no podían cargar los pusieron en frascos y los enterraron.​ Según se dice, caminaban maltrechas a lo largo del Tíber, por el camino que llevaba del puente Sublicio a Janiculum,​ cuando fueron vistas por el plebeyo Lucio Albinio, que huía con su esposa, hijos y posesiones en un carromato parte de la columna de refugiados.​ En un gesto de piedad religiosa bajo a su familia y las subió hasta llevarlas a una ciudad griega o a Caere, según la versión.​

Estos días también fueron aprovechados para el acopio de granos, víveres y armas en el monte Capitolino,​ junto con los pocos soldados sobrevivientes, todos los senadores aptos para luchar y sus familias.​ A ningún defensor se le impidió traer a sus esposas e hijos por cuestiones humanitarias, aunque hubiera reducido el número de bocas que alimentar.​ En la acrópolis que allí había se guardaron oro, plata, prendas costosas y objetos sagrados, fortaleciendo las defensas por tres días.​

Entrada de los galos

Sucedió que los senones pasaron todo el primer día decapitando a los enemigos caídos, haciendo montones con las armas y saqueando a los muertos, según su tradición. Luego se pusieron a celebrar y repartirse lo capturado en el campamento romano.​ Según Tito Livio, inicialmente temieron una trampa pues la victoria fue sorpresiva para ellos y solo al atardecer empezaron a avanzar hacia Roma.​ Entonces sus jinetes exploradores les avisaron que no había soldados en las paredes y las puertas estaban abiertas y no lo pudieron creer.​ Creyendo que era un truco acamparon a orillas del y enviaron patrullas a averiguar qué sucedía en la urbe.​ Por dos días esperaron a las afueras de la ciudad, pues veían las murallas vacías pero escuchaban los ruidos de quienes guardaban sus posesiones en el monte, así que temían una trampa.​ Al cuarto día se enteraron de lo que en verdad sucedía, derribaron la puerta Colina​ (o la encontraron completamente abierta),​ se dispersaron por la ciudad desierta,​ con las clases de los plebeyos cerradas y las casas de los patricios abiertas pero sin atreverse a entrar​ porque temían una emboscada, así que fueron al​ monte Capitolino, entrando en el Foro Romano,

Encontraron en sillas de marfil y vistiendo sus mejores ropas​ a los sacerdotes y senadores más viejos siguiendo el ejemplo de Marco Fabio Ambusto, el pontífice máximo,​ porque no pudieron soportar la idea de abandonar su hogar,​ consideraban que iban a morir pronto de todas formas​ y se veían como inútiles para luchar.​ Los galos se sorprendieron y como los romanos no se levantaron ni cuando se acercaron, en completo silencio, apoyándose en sus bastones y mirándose mutuamente a los ojos, se negaron a tocarlos creyéndolos seres sobrenaturales por su majestuoso semblante.​ Al final, un celta reunió el valor y acarició la barba de Papirio Marco, quien lo golpeo en la cabeza con su bastón o su vara de marfil. El bárbaro respondió desenvainando la espada y acabando con su vida.​ El hechizo se rompió y los senones masacraron al resto​

Cuando ordenaron a los defensores del Capitolino rendirse, les fue denegado.​ Algunas fuentes dicen que intentaron asaltar la acrópolis varias veces, pero fueron rechazados con altas pérdidas, debido a lo cual decidieron esperar a hacer capitular a los defensores por inanición.​ En su rabia, saquearon y quemaron la ciudad por varios días, salvo unas pocas casas en el monte Palatino, y pasaron a cuchillo a todo el que encontraron, sin importar edad o género. En cambio, otras afirman que el saqueo y los incendios sucedieron inmediatamente después de la matanza en el Foro.​ Entre los retos humeantes de la ciudad Breno ordenó conquistar la acrópolis​ y en cuanto amaneció toda su horda, formada en el Foro, avanzaron con sus escudos sobre las cabezas por la empinada cuesta pero los defensores se mantuvieron tranquilos.​ Cuando los celtas llegaron a la mitad de la pendiente, los romanos cargaron desde arriba y los expulsaron de forma tan contundente que no volvieron a atacarlos así.​ Fue entonces cuando Breno decidió asediarlos, algo que nunca esperó tener que hacer y por lo que había destruido muchas de las reservas de grano que había encontrado.

Términos genéricos

Fecha de creación
21-Jun-2022
Modificación
21-Jun-2022
Término aceptado
21-Jun-2022
Términos descendentes
0
ARK
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Términos específicos
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Términos alternativos
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Términos relacionados
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Notas
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