Bactriana (o Bactria) era una región histórica del Asia Interior, situada en el territorio montañoso al N del actual Afganistán. Concretamente, se encontraba en el fértil valle del antiguo río Oxus (actual Amu Daria), cuyos límites eran al N la Sogdiana, al S el río Paropamiso, al E el Cáucaso y al O la Margiana.

La población original de la zona recibió aportes de población indoeuropea entre los años 1500 y 1000 a.C., momento en el que formó parte de la Ariana. Fue conquistada por Ciro el Joven a mediados del siglo VI a.C., con lo que entró en el Imperio Persa como satrapía. Desde la incursión persa, la región de Bactriana se convirtió en un activo foco difusor de las doctrinas y religión de Zaratustra hacia el mundo occidental y sobre todo oriental. Tras el derrumbe persa en el 330, Bactriana trató de levantarse como estado independiente, aspiración frustrada ante el avance imparable de Alejandro Magno.

A la muerte del rey macedonio, la región de Bactria pasó a ser una de las satrapías más remotas del Imperio de Seleúco I Nicator, fundador de la dinastía seléucida. Su sucesor, Seleúco II, tuvo que reconocer la independencia política de la Bactriana en la segunda mitad del siglo III a.C. a manos de Diódoto, antiguo y ambicioso sátrapa de la provincia, además de aliado de los partos. Antíoco III emprendió una serie de campañas militares con el objeto de recuperar las provincias orientales del Imperio Seléucida, pero, a pesar del asedio al que sometió a la capital, tuvo que regresar sin conseguir la rendición efectiva.

La Bactriana se había convertido en un poderoso reino, que se extendía por el este a parte de Fergana y tal vez el Turquestán chino, por el oeste a Margiana y otras provincias partas, y por el sur a las provincias seléucidas de Paropamisada, Aria, Aracosia y Seistán; incluso hubo intentos serios de conquista de las regiones septentrionales de India.

La potencia del reino de Bactriana se hizo legendaria debido a su caballería y a su infantería; igualmente fue la encargada de difundir la cultura greco-helenística a las provincias orientales que se encontraban bajo su control. Bactriana era rica por su agricultura y sobre todo por sus pastos. Contaba, además, con yacimientos de piedras preciosas, pero no con yacimientos de oro o plata dignos de mención. La principal fuente de riqueza de la Bactriana era el comercio, ya que controlaba las rutas caravaneras que atravesaban el país rumbo a India, Mesopotamia, Irán, Siria e, incluso, Siberia occidental y hacia el S de Rusia.

Una parte importante de la población de Bactriana era griega. Ésta se concentraba en las ciudades construidas por Alejandro Magno o las pocas guarniciones militares existentes. La mayor parte de los habitantes eran iranios y habitaban en ciudades o pueblos fortificados, cada uno gobernado por su propia aristocracia local con un amplio margen de autonomía. Las buenas perspectivas de Bactriana se vieron truncadas por luchas dinásticas por el poder que provocaron la escisión del reino en diversas monarquías, demasiado débiles para hacer frente a la amenaza de partos, indoescitas y nómadas del norte. En el siglo I a.C. llegó al poder un descendiente de los reyes partos, Cadfises Yudoferes, que inició en Bactriana la dinastía Turusckas, la cual estuvo en el poder hasta la conquista Sasánida en el siglo III d.C. La región fue tomada por los árabes en el año 642. Desde el siglo X d.C. se sucedieron en el trono de Bactria numerosas dinastías turcas, mongolas y afganas.

Texto extraido de: Enciclonet.com